martes, 22 de mayo de 2012

Origen y evolución de la pena (parte 6)


La Ley Mosaica

Por: Ángel Maza L. 

La ley Mosaica, también conocida como ley de Moisés, Pentateuco o Toráh, se ha entendido “como enseñanza, instrucción, o como ley en el mundo occidental”[1]. Se encuentra plasmada en los cinco primeros libros de la biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. No existen fechas precisas, pero se estima haber surgido en los años 700 a 500 AEC. 

Para determinados creyentes, esta ley representa las enseñanzas divinas dictadas por Dios al pueblo de Israel, a través de Moisés en el monte Sinaí, aunque otras historias relatan que Moisés escribió la ley sobre la base de la tradición oral. Los Musulmanes concuerdan que la Toráh fue revelada por Dios a Moisés, pero agregan que el original fue alterado en el tiempo.

La ley de Moisés contempla mandatos referentes a los esclavos, los homicidios, las lesiones, los animales, el divorcio, de la propiedad (el hurto, la destrucción por fuego, el préstamo, la usura, el fraude, las tierras), la prohibición de la usura, venta de cosas, sobre los esclavos, la brujería, las injurias, el soborno, el falso testimonio y normas de comportamiento moral. Es decir que se refiere a mandatos civiles, penales y religiosas tanto la comunidad como para los sacerdotes. 

Entre las penas establecidas se destacan: la pena de muerte, la pecuniaria, las indemnizaciones, ley del talión, apedreamiento tanto para personas como para animales, la esclavitud, el sacrificio. No instituye en ningún momento la privación de la libertad como sanción. Sin embargo, encontramos el arbitraje aplicable a conductas levemente lesivas.

La administración de justicia.

En el Éxodo, se puede apreciar que Moisés administraba justicia, manifestando que la gente acude donde él para consultar a Dios cuando tienen controversias. Se puede afirmar que se reconoce dos niveles de administración de justicia, el primero constituido por los jueces donde se conoce casos leves y el segundo conformado por sacerdotes y un juez para resolver casos difíciles, sean estos por homicidio, lesiones o cualquier otro caso que lesione derechos. Pero no se trata de la doble instancia, puesto que los primeros no llegaban resolver los casos estimados difíciles[2]
                             
Asimismo estos libros procuran la igualdad e imparcialidad en la administración de justicia. “19No perviertas el  derecho; no hagas acepción de personas ni tomes soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios y pervierte las palabras de los justos. 20La justicia, y solo la justicia seguirás”[3].

Pero dicha igualdad ante la ley solamente se aplicada si las partes integraban la misma clase social, caso contrario el trato era desigual. Por ejemplo: si se trataba de un ciervo muerto por golpes del amo, éste solamente será castigado; pero si el esclavo sobrevive a los golpes, el dueño no recibía ningún castigo por que es de su propiedad.

Si un animal acataba a persona libres produciendo la muerte, el animal y el dueño debían morir, pero si se trataba de un ciervo, solamente debía castigarse el animal y pagar una indemnización.

En lo que respecta a los pruebas se admitía el juramento ante Dios de la persona acusada. Con relación a los testigos prescribía que no es suficiente la sola declaración de uno, sino que demandaba la comparecencia mínima de dos testigos para poder condenar o absolver a una persona.

La pena de muerte

En los libros bíblicos se establece la pena de muerte para varios casos, misma que se aplicada mediante colgamiento, apedreamiento, en la hoguera y arrojándolos al río con las manos atadas.

12El que a hiera a alguno, haciéndole así morir, él morirá. 13Pero el que no  armó asechanzas, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré él a lugar al cual ha de huir. 14 Además, si alguno se enardece contra su prójimo y lo a mata con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera”[4]. Si comparamos este mandato con lo que prescriben actualmente nuestros códigos penales, comprenderemos que se aproximan al dolo y las causas de justificación.

Pero también hubo extremos, como el hecho de castigar con la muerte mediante apedreamiento a los animales que atacan a las personas, y al tratarse de un animal que por costumbre atacaba, entonces también debía morir su dueño. La condena a morir quemados que entre otros casos estaba previsto para el hombre que se acostaba con su suegra. “El que tome como esposas a una mujer y a la madre de ella comete a vileza; quemaran en el fuego a él y a ellas para que no haya vileza entre vosotros”[5]. Los tres eran condenados a la hoguera.

Si una mujer al casarse fingía ser virgen también era condenada a muerte. “Más si el asunto resulta ser verdad, que no se ha hallado virginidad en la joven, 21entonces la sacaran a la puerta de la casa de su padre y la apedrearan los hombres de su ciudad, y morirá”[6].

También se sancionaba con la pena capital los siguientes casos: tener relaciones sexuales con la madrasta, con la nuera, entre hombres (homosexualismo) y con animales (zoofilia), ambos debían pagar con su vida; el adulterio; los practicantes de brujería; el que cometía blasfemia[7]; los denominados falsos profetas; los instigadores; los hijos rebeldes, los que maldecían y atacaban a sus padres; el rapto y la violación.

Pena pecuniaria.

Prevista para el caso de heridas que no produzcan la muerte; aborto provocado sin muerte de la mujer; las acusaciones falsas; ocasionar la muerte de un animal. En la estafa y la defraudación, se obligaba a restituir todo integralmente  más un quinto, además de entregar al sacerdote un animal para el sacrificio a fin de obtener el perdón de Dios.

En caso de hurto, se imponía la sanción de restituir hasta cinco veces más lo hurtado. “Si alguno a hurtado buey u oveja y lo mata o lo vende, por aquel buey pagará cinco bueyes y por aquella oveja, cuatro ovejas”[8]. 2Si el ladrón es hallado forzando una casa y es herido y muere, no habrá culpabilidad por su sangre”[9]. Reconociéndose con ello la justicia por mano propia, puesto que no intervenía ninguna autoridad.

La esclavitud como sanción.

El ladrón que por falta de recursos no podía restituir lo robado más cuatro o cinco veces según lo resuelto por los jueces, entonces el ladrón era vendido como esclavo. Asimismo, cuando alguien debía morir, si comparecía otra persona ofreciendo paga rescate al ofendido, entonces el rescatado se convertía en esclavo de quien pagaba, puesto que compraba su vida.

Sacrificio de animales.

Previsto para conseguir de purificación después de haber cometido alguna conducta negativa leve que lesiones los mandatos religiosos. Igualmente en los casos de estafa.

Expulsión

La expulsión de la ciudad se aplicaba para quienes frecuentaban adivinos y hechiceras, pero en otros caso también eran condenados a la muerte. También se castigaba con la expulsión al que tenía relaciones sexuales con su hermana o hermano y  tener relaciones con una mujer en menstruación.

Asilo

Se crea la institución del asilo para quien haya dado muerte a otra persona sin habérselo propuesto: “el que hiriere a su prójimo sin intención y sin haber tenido enemistad con él anteriormente, 5como el que va con su prójimo al monte a cortar leña y, al dar con fuerza el hachazo con su mano para cortar algún leño, salta el hierro del cabo y da contra su prójimo, y este muere, aquel huira a una de estas ciudades y vivirá”[10];

Esta conducta no sufría ninguna coerción por parte de la autoridad, pero como los familiares de la víctima podrían buscar venganza, entonces se crea determinadas ciudades donde pueda huir aunque sin ninguna protección.

Otras sanciones.

Cuando concurrían conductas no muy graves, se preveía el castigo mediante azotamiento, y en otros la mutilación de órganos del cuerpo. Por ejemplo: si una mujer tocaba los genitales de un hombre que no es su cónyuge en una riña, debían cortarle las manos a ella.

En el Génesis se habla de la venganza como método de reacción frente a las conductas disociadoras, esto lo encontramos en el capítulo 4, numerales 23 y 24 que sostienen: “…A un hombre mate por mi herida y a un joven por mi golpe. Si siete veces será vengado Caín, a Lamec en verdad setenta veces siete lo será”[11].




[1] Toráh. En línea. Consultada el 02 de noviembre de 2011. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Tor%C3%A1
[2] Ver en la Biblia el libro de Éxodo, capítulo 18, numerales del 13 al 26
[3] “Santa Biblia. Antiguo y Nuevo Testamento”. Antigua versión de Casiodoro de Reina, 1569; Revisada por Cipriano de Valera en 1602. Intellectual Reserve, Inc, Salt Lake City, Utah - Estados Unidos 2009. Pág. 333
[4] Ibídem. Pág. 131
[5] Ibídem. Pág. 208
[6] Ibídem. Pág. 342
[7] Blasfemia: se dice de la injuria contra Dios o contra alguna persona
[8] “Santa Biblia. Antiguo y Nuevo Testamento”. Ob. Cit.  Pág. 132
[9] Ibídem. Pág. 132
[10] Ibídem. Pág. 337      
[11] Ibídem. Pág. 8

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